COMPETENCIAS BÁSICAS TERESIANAS
Competencia básica 2: Competencia
social, comunitaria y relacional.
Esta competencia se refiere al
conjunto de habilidades básicas referidas a la capacidad de relacionarse e
interactuar consigo misma/o, las personas, con el medio natural, social y
metafísico, de una manera humanizante y transformadora. Implica conductas que
promueven la sana convivencia, la aceptación de la diferencia, la lucha por los
derechos humanos, la acción con otras y otros, la resolución de conflictos de
manera positiva y el cuidado del ambiente, entre otras. En cuanto a la relación
con el ambiente y el contexto, implica habilidades para interactuar con el
mundo físico, tanto en sus aspectos naturales como en los generados por la
acción humana (Cultura), de tal modo que posibilita la comprensión de sucesos,
la predicción de consecuencias y la actividad dirigida a la mejora y
preservación de las condiciones de vida propia, de las demás personas y del
resto de los seres vivos. Por otro lado, requiere de la capacidad para tomar
decisiones éticas y morales frente al uso responsable de los recursos
naturales, la preservación del medio ambiente, el consumo racional y
responsable de los productos y el fomento de la cultura de protección de la
salud como elemento clave de la calidad de vida de las personas.
Competencia básica 3: Autonomía,
Iniciativa y Espíritu Emprendedor.
Esta competencia se refiere a las
capacidades que preparan a las personas para vivir en los ambientes y
sociedades cada vez más complejas, esto es multidimensionales, interactivas,
con componentes de incertidumbre e indeterminación. El desarrollo de esta
competencia involucra una serie de cualidades y capacidades personales,
sociales y de dirección o liderazgo. Todas ellas orientadas hacia el desarrollo
del pensamiento reflexivo, estratégico, flexible y expansivo. Así mismo,
confieren fuerza de voluntad, creatividad, disposición para el riesgo, el
diálogo y la cooperación. Por otro lado, desarrolla en la persona la capacidad
de adaptación a los cambios sociales con una visión positiva de las propias
cualidades, las posibilidades que ofrece el medio y el deseo de transformarlo
desde un marco ético asumido deliberadamente. Metodológicamente se debe optar
por estrategias de aprendizaje que faciliten el aprender haciendo, aprender a
través de proyectos y aprender a través de procesos que combinan de forma
equilibrada la reflexión y la acción contextualizada y ética. En síntesis, la
autonomía, iniciativa y el espíritu emprendedor suponen ser capaz de imaginar,
emprender, desarrollar y evaluar acciones y/o proyectos individuales o
colectivos con confianza, responsabilidad, creatividad y sentido crítico.
Competencia básica 4: comunicación lingüística.
Esta competencia se refiere a la
utilización del lenguaje como medio, sistema de comunicación oral y escrita, de
representación, interpretación y comprensión de la realidad, de construcción y comunicación
del conocimiento y de organización y autorregulación del pensamiento, las
emociones y la conducta. Los conocimientos, destrezas y actitudes propios de
esta competencia permiten expresar pensamientos, emociones, vivencias y
opiniones, así como dialogar, formarse un juicio crítico y ético, generar
ideas, estructurar el conocimiento, dar coherencia y cohesión al discurso y a
las propias acciones y tareas, adoptar decisiones, y disfrutar escuchando,
leyendo o expresándose de forma oral y escrita, todo lo cual contribuye además
al desarrollo de la autoestima y de la confianza en sí mismo. Comunicarse y
conversar son acciones que suponen habilidades para establecer vínculos y
relaciones constructivas con los demás y con el entorno, y acercarse a nuevas
culturas. Supone también la utilización activa y pertinente de códigos y
habilidades lingüísticas y no lingüísticas y de las reglas propias del
intercambio comunicativo en diferentes situaciones, para producir textos orales
adecuados a cada situación de comunicación. Implica la capacidad empática de
ponerse en el lugar de otras personas; de leer, escuchar, analizar y tener en
cuenta opiniones distintas a la propia con sensibilidad y espíritu crítico; de
expresar adecuadamente –en fondo y forma- las propias ideas y emociones, y de
aceptar y realizar críticas con espíritu constructivo. El desarrollo de la
competencia lingüística al final de la educación obligatoria comporta el
dominio de la lengua oral y escrita en múltiples contextos, y el uso funcional
de, al menos, una lengua extranjera. La competencia de comunicación lingüística
no corresponde solo a la capacidad de generar oraciones correctas. Cuando
hablamos nos ponemos en relación con el mundo físico que nos rodeo (mundo
objetivo), con las demás personas (mundo social) y con nuestras intenciones,
sentimientos y deseos (mundo de las vivencias). Por eso hay que evaluar y
valorar las pretensiones de validez de lo que estamos diciendo en relación a la
VERDAD (mundo objetivo), a la RECTITUD (mundo social) y a la AUTENTICIDAD
(mundo subjetivo).
Competencia básica 6: Digital y
Tratamiento de la Información.
Esta competencia se refiere al
conjunto de capacidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información
y transformarla en conocimiento. Incluye aspectos diferentes que van desde el
acceso y selección de la información hasta el uso y la transmisión de ésta en
distintos soportes, incluyendo la utilización de las tecnologías de la
información y la comunicación como un elemento esencial para informarse y
comunicarse. Transformar la información en conocimiento presupone de
habilidades de razonamiento para organizarla, relacionarla, analizarla,
sintetizarla y hacer inferencias y deducciones de distinto nivel de
complejidad, en definitiva, comprenderla e integrarla en los esquemas previos
de conocimiento. Supone también, habilidades para comunicar la información y
los conocimientos adquiridos empleando recursos expresivos que incorporen, no
sólo diferentes lenguajes y técnicas específicas, sino también las
posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.
Está competencia está asociada con la obtención crítica de información y
requiere el dominio básico de lenguajes específicos y pautas de decodificación
de los mismos. Por otro lado, incrementan las posibilidades comunicativas y de
interacción y añaden un factor de inmediatez a los intercambios. Su utilización
refuerza la comunicación interpersonal y el trabajo cooperativo tanto en sus
vertientes sincrónicas o asincrónicas como la percepción y relación con
entornos físicos y sociales cada vez más amplios.
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